El programa para el complejo deportivo de la escuela superior Educare, en Zapopan, requería el diseño de un nuevo gimnasio, que además pudiera convertirse fácilmente en un espacio de usos múltiples para ser utilizado en ceremonias y celebraciones escolares. Alberca, vestidores, baños y regaderas, así como espacios acondicionados para ejercicios aeróbicos y anaeróbicos también eran parte del programa. El nuevo gimnasio, construido en las ruinas de lo que fuera un antiguo almacén de adobe y su cisterna, fue definido por la planta de los edificios existentes.  

El prisma está cubierto por paneles metálicos operables que se activan automáticamente debido a los cambios climáticos – temperatura, viento, lluvia – permitiendo que el edificio “respire” y se adapte a las condiciones ambientales. El segmento superior del volumen está envuelto por una membrana de vidrio esmerilado que, junto con el plano opaco que conforma la cubierta, filtra y controla la calidad de la luz natural, reduciendo significativamente el gasto de energía del edificio. 

La alberca, que ocupa el espacio de la antigua cisterna,  se localiza al sur de una barra de cristal que aloja los espacios de ejercicios, regaderas y vestidores. Los diferentes espacios se conectan a través de una rampa exterior. Por la noche, la barra de cristal funciona como un faro que ilumina la cancha de football adyacente.  Una serie de muros de piedra definen los tres bordes restantes de la alberca, protegiéndola de los vientos del norte y proveyéndola de privacidad. El salón de aeróbicos es un volumen de cristal y aluminio, suspendido sobre ella.